Es una balada dedicada a todas las madres del mundo, la canción surge de la falta de la figura materna. Un simple agradecimiento, por todo lo que representa la figura materna en el mundo. Grabado en el estudio de la casa, con la colaboración de excelentes músicos, como: Roberto Ruvinetti en guitarras, Clemente Ferrari en Hammond y Rhodes. A la voz y al piano bajo, Alessandro Savino.