Isaac & Nora tras presentar a lo largo del último año varios singles que nos introducían en el universo de lo que será su álbum debut, los jóvenes artistas presentan su particular versión de «El Cuarto de Tula», una de las canciones más conocidas de aquel clásico inconfundible que fue «Buena Vista Social Club», y que universalizó el son cubano y las guajiras como nunca antes había sucedido. Ahora, casi cinco años después de aquel álbum, Isaac & Nora versionan dicho clásico como último sencillo de adelanto de lo que será su inminente álbum debut.
«Latin & Love Studies», el debut de Isaac & Nora, verá la luz el próximo 28 de mayo, editado por Madame Vodevil (casa discográfica y agencia de artistas como Fetén Fetén o Emilia y Pablo, entre otros) y que contendrá no solo los singles que dieron a conocer a lo largo del último año y medio, sino también otros acercamientos a clásicos de artistas como Carlos Mejía Godoy, Natalia Lafourcade, Lucho Bermúdez o Cuco Sánchez, entre otros.
Cuando se habla de artistas muy jóvenes es habitual caer en la tentación de hablar de ellos como «el futuro de la música». En el caso de Isaac & Nora, dos hermanos franceses de apenas 13 y 9 años que se han convertido en un fenómeno viral de un alcance planetario imparable gracias a sus sentidas y maravillosas versiones de canciones elementales del repertorio popular latinoamericano, lo justo es que, más allá de que se hable de futuro, se hable sobre todo de presente.Y es que Isaac & Nora son una de las realidades más palpables de que la música no entiende de generaciones ni modas, sino de sensibilidad. Así lo han demostrado cuando, casi como un juego doméstico y un método educativo impartido por sus padres, sus singulares, frágiles y emocionantes versiones de clásicos del cancionero latino como “Veinte años” (que, solo en Facebook, suma más de 90 millones de reproducciones), “Gracias a la vida” o “Lágrimas negras” los convertían en un proyecto que, más allá del fenómeno, conseguía actualizar, resignificar y dotar de nueva vida y matices estos himnos populares.
La dulzura, la inocencia y la naturalidad de Nora a la voz, con su particular acento español, y la categoría de Isaac al acompañar a su hermana con la trompeta, junto con su padre Nicolas (surcoreano de nacimiento) a la guitarra, consiguen componer un crisol sonoro que, a la vez que rinde culto y pleitesía a la canción tradicional, también compone un espacio polifónico, mixto e imperecedero.