Emilia y Pablo debutan presentando “Territorio de delirio”, un álbum onírico y experimental, donde habitan la poesía del cuerpo y la música de raíces latinoamericanas, y con el cual proponen la reflexión del delirio: “La música la concebimos como imágenes que al fusionarse con la poesía nos entregan un mensaje que nos revela los delirios más íntimos”
Dentro del álbum Emilia y Pablo se lanzaron a jugar con cantos a capella, y armonías que buscaron desde la experiencia física, lo real, lo primitivo. El diálogo que tienen las cuerdas latinoamericanas, Charangón, charango, cuatro venezolano con la guitarra española a lo largo del disco funcionan como puente que conecta a sus orígenes, recordando el espíritu latinoamericano, y al mismo experimentando con la combinación de todo aquello que remite a lo tradicional. Grandes músicos como Iván Mellén, Martín Bruhn, Yerik Nuñez, Álvaro Zambrano, Pablo Navarro, Pablo Martín Jones conducidos por Diego Galaz como productor lograron darle una dimensión ecléctica en cuanto a energías y estilos.
El dúo pisa el territorio de la poesía, este contiene la honestidad que acerca al misterio de la vida. “Cada poema debe ser causado por un absoluto escándalo en la sangre”, como nos traspasa con certeza Alejandra Pizarnik y como diría Artaud, “es un grito del espíritu que se vuelve hacia sí mismo decidido a pulverizar todas sus trabas”. “De esta manera es como se ha construido el disco, a través de un imaginario que bebe de la poesía del cuerpo y de la música.” Explican los artistas.
Para el disco, eso sí, estos chilenos afincados en España, se han rodeado de una compañía inmejorable. A los mandos de su producción, el insigne Diego Galaz. Responsable de trabajos para La M.O.D.A. o Quique González y alma mater de Fetén Fetén, Diego ha compartido estudio con Joaquín Sabina y acompaña en directo a músicos de la talla de Jorge Drexler, Quique González o Ismael Serrano, entre muchos otros. La grabación se ha llevado a cabo en el estudio Audiomatic con José María Rosillo (Amaral, Duncan Dhu, Christina Rosenvinge) como ingeniero de sonido, y las percusiones han corrido a cargo de Martin Bruhn (Andrés Calamaro, Depedro), encargándose del contrabajo el destacado Yerik Núñez. Todo bajo la atenta mirada de Madame Vodevil, la agencia tras talentos como la cada vez más en alza Silvana Estrada o los mencionados y aplaudidos Fetén Fetén
“Concebimos este disco como un viaje al igual que cada canción y cada pieza audiovisual. Se alimentan de un lugar cercano a libertad y esta libertad cercana al misterio.”