Dos generaciones unidas para apostar a la creación de nuevos tangos, composiciones originales marcadas por la poesía arrolladora de Adrián Abonizio y los arreglos vanguardistas del joven conjunto de tango contemporáneo La Máquina Invisible. Los músicos rosarinos regresan a Buenos Aires para presentar en vivo su nuevo álbum “Ciudad Malandrina” el miércoles 06 de julio a las 20:30 en Café Berlín (Av. San Martín 6656, Villa Devoto, CABA). Las entradas están en venta por Livepass.
El consagrado compositor de la trova rosarina Adrián Abonizio vuelve a encontrar en el tango su medio de expresión luego de su exitosa placa «Tangolpeando» (Blue Art, 2013). En aquella oportunidad, el cantautor eligió la guitarra y el sonido clásico del género para contar una historia que cosechó elogios de parte de la prensa y le valió ni más ni menos que el Premio Gardel 2012. Esta vez, sus canciones se encuentran con un tango de corte piazzolleano, con la energía que un quinteto típico (contrabajo, piano, guitarra eléctrica, violín y bandoneón) le imprime a la música ciudadana.
Por su parte, el grupo nacido en 2013 viene construyendo hace varios años una importante trayectoria en el Nuevo Tango. Su disco homónimo «La Máquina Invisible» (2017, EMR) le valió el premio Rosario Edita a Mejor Disco de Tango de 2017. El mismo año, se consagró ganador en el Primer Concurso Internacional de Nuevos Ensambles de Tango. Se ha presentado en los escenarios más prestigiosos del país y también del exterior, como el CCK (Buenos Aires, Argentina), Teatro El Círculo (Rosario), Teatro Príncipe de Asturias (Rosario), Teatro Pablo Tobón Uribe (Medellín, Colombia), entre otros. La Máquina Invisible está integrado por: Pablo Galimberti (violín, arreglos y composición), Guido Gavazza (bandoneón, arreglos y composición), Manuel Martínez Serra (piano, arreglos y composición), Facundo Jaimes (guitarra eléctrica) y Mauro Rodríguez (contrabajo).En «Ciudad Malandrina» el grupo versionó y arregló once canciones de Abonizio, algunas de ellas en coautoría con uno de sus clásicos compañeros de ruta, Rubén Goldín, y otras con miembros del quinteto, incluyendo también un Bonus Track instrumental. El resultado: un disco enérgico y potente, donde la cruda y a la vez refinada poesía de Adrián Abonizio se funde con las armonías disonantes y la precisión interpretativa de La Máquina Invisible.
